Suena trágico viniendo de una estrella recién nacida que aspira ser parte de una constelación, pero así es. Y creo que es bueno que todos tengamos nuestros momentos trágicos; éste es el mío.
Pero bueno, aún no sé qué le hice al amor.
Hace un tiempo creí estar enamorada de alguien, y hoy descubrí que estaba enamorada de la idea de amar. Es lo más lógico que me han podido decir con respecto a esta situación que melancoliza mi corazón, por lo que la considero la primera definición en el diccionario de la biografía de mi corazón: estoy enamorada del amor.
Decía que estuve engañada con esa idea de querer a alguien hace algún tiempo y entonces doblegué ante la culpa y la tristeza y permití al frío abrazarme.
No soy una persona fría, soy muy amorosa. Pero ya no sé cómo aceptar el amor que merezco y no creo merecer.
Soy fuerte (como el gatito que camina torcido cuando aprende a caminar) por lo que recogí a mi corazón y pegué sus piezas en un mosaico.
Y esperé.
Pero entonces lo dejé expuesto ante el engaño disfrazado de encanto (muy redundante) y éste tenía manos resbaladizas, muy inseguro para mi insensato corazón.
Se rompió otra vez.
Y así.
Así seguirá por siempre, creo.
Ojalá algún día alguien se ponga guantes antes de sostener a mi maltrecho corazón. El pobre siente como si tuviera años de caídas encima de sus frágiles coronas. Y aun así sigue sin ser débil.
La luna se ve enorme, pareciera que fuera a dar un concierto con las estrellas.
Dicen que Cáncer es un signo lunático, y bueno, tal vez por eso estoy escribiendo esto hoy, en una noche de Luna Bella.
Mi última bendición para todos: amen el amor aunque al que llamen amor no les devuelva la mirada.
Esperanza.