19 sept 2015

En agosto, alguna vez.

Los meses pasan volando, como las hojas arrastradas por el viento. Tan imperceptibles que los kilómetros recorridos se vuelven desconocidos.
Parece mentira que he malgastado muchos momentos sin llorar, cuando lo que quería hacer era desahogarme. Sólo por el miedo a mí misma y a mis lágrimas.
Existe la oportunidad de cambiar, si valoramos el tiempo y le damos su espacio al desconsuelo, para que no exija más cuando tengamos que salir al mundo.

Un café para los taciturnos y miel para el trago amargo que viene después.
Esperanza.