5 oct 2013

Fortuna.

No sé realmente..., pero esta madrugada es una de esas en las que he quedado sin aliento.
Personas... Personas hay muchas en el mundo (demasiadas, diría yo), pero grandiosas personas hay pocas para cada uno de nosotros. 
Lo pongo así: no hay luna, hay mucho frío y mi agenda de recuerdos decide mostrarse ante mí con una de sus páginas dobladas. Llego a ella y la abro para arreglarla. Entonces una sola palabra cambia mi absoluta perspectiva de la noche: sentimientos.
Y si puede entrar en lo irónico, si es que es posible, la esencia de esta palabra me salvó de ella misma. Me sentía melancólica, me sentía perdida y más que nada me sentía vacía. Pero la leí como quien lee lo que no debe, como quien lee lo que quiere, como quien lee lo que no esperaba. Como cualquier cosa que lee y luego se procesa. Sentimientos...
Tuve que leerlo dos veces, no para comprenderlo porque aquello ya lo había hecho hace un buen tiempo, sino para revivirlo, para recordar que alguna vez fui importante en el pensamiento de alguien que entre sus tesoros me escribió. Dios y ese ser lo saben.
Personas, personas hay muchas; amigos hay muchos y pocos también; pero seres a los que es difícil de describir en una sola palabra hay pocos y este es el caso...
No sé si suene egoísta, no sé si vaya a cambiar la perspectiva de quien inspiró estas palabras, pero agradezco que seas invisible, y más que nada agradezco que esta madrugada sólo yo haya leído aquello pensamientos.
Y gracias. Gracias por esperar tan pacientemente al segundo en que mi respuesta llegara a tu ordenador y gracias por haberme hecho caer en cuenta de mi error... Hubiera seguido creyendo que debía llamarme a mí misma algo que quizá no soy (o tal vez sí), pero que sólo sería especial si fuera otro quien me consagrara con aquel nombre. Tú sabes bien.
Realmente mi agenda no está a la vista, y tampoco he pensado en abrirla..., pero como las casualidades del destino, como la suerte o como el hado que en un libro escrito estaba, llegué a aquel muro de sentimientos escritos con tanta paciencia y dedicación y fue entonces que mis ganas de escribir volvieron. Si alguna debías hacer algo por mí, agradezco que haya sido hoy.
Atentamente,
Alguien que está construyendo un pequeño mundo con nubes de tiempo y árboles de sentimientos.

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