Amigos hay muchos. Hermanos también. Mejores amigos..., algunos dicen que pocos, que se logran contar con los dedos de una sola mano. Quizás hayan bastantes.
Pero existen mascotas... Que son más que eso, animales.
Son la adoración de uno. Algunas veces los tenemos desde pequeños. Se marchan y vienen otros. Pensamos que nunca adoraremos a otro como lo hicimos con el anterior pero nos encontramos con la sorpresa de que..., sí. Lo hacemos. Porque cada uno es diferente.
Les encanta jugar. O comer. ¡Dormir! Su tarea favorita. Algunos maúllan, otros ladran. Cantan, o no dicen nada más que "Glup, glup". Dan vueltas... Se comportan como niños y cuando los retamos son tan adorables que nuestra autoridad sobre ellos se balancea un poco.
Y cuando algo les sucede... Ya sea para su bien o para mal, a veces duele. Y las lágrimas son inevitables.
Ella es mi gordita hermosa. La llamo "Nihao" y aún no sé por qué. Tal vez porque así maullaba de pequeña. Para mí y mi madre, ella no es la mascota de la casa, es otra niña más, inquieta, juguetona y traviesa.
Le gusta el atún, la leche -supongo que así debería ser- y los vegetales. Siempre le doy de probar mi helado (generalmente de chocolate) y se lo termina tomando todo. Pero no le agradan los perros y es difícil de controlarla cuando ve uno. Y tampoco el encierro. Se vuelve loca si está sola en una habitación totalmente cerrada.
Ama tanto dormir... Su lugar favorito para hacerlo es la cama de mi mami, y el mueble más grande de la sala. Eso sí, es difícil sacarla de ahí cuando ya está en su quinto sueño.
Y ¡oh! Tiene cinco gatitos más. Son una ternura como su madre. Cuando juegan los seis es digno de una fotografía familiar. Ah... Creo que no le gusta la música que escucho porque se levanta de mi lado cuando le subo al volumen de la laptop. Sin embargo, al rato regresa y ronronea esperando una caricia. Pero ella no está conmigo, actualmente. Y eso me entristece.
Sé que en el veterinario la cuidarán muy bien, sin embargo, es difícil saber que ella está vendada y adolorida después de una operación.
Mañana volverá conmigo. Pero -tal vez soy muy sensible- la extraño mucho. Me he acostumbrado a su maullido que un día sin escucharla es deprimente.
Mi madre la fue a ver y me dijo que no se podía levantar por el efecto de la anestesia. Pero, como siempre, es adorable.
¿Sabes? Mañana vendrá y volverá a decir "Miau" como solo ella sabe hacerlo :')
Con cariño, Aprendiz de Musa.
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