¡Buenos días mundo!
Acá son las nueve de la mañana con veintiocho minutos. Estoy siendo extremista al decir la hora, ¿pero y qué?
Anoche miraba con mi mami los álbumes de mi infancia y me dio ternura saber cómo era de pequeña, es más, ya ni me acordaba que yo fuera así: tan sonriente, sin preocupaciones (no me hacía lío por nada, hasta rayaba las paredes y por suerte no me retaban) y mi sonrisa era un mundo de maravillas, aunque me viera rara.
Pero me adoraba.
En ese tiempo no me importaba, bueno, más bien no me daba cuenta de que me ignoraran en la escuela o de que no tuviera amigos para años, sino por horas o días. Era realmente hermoso ese tiempo.
Pero no puedo vivir lamentándome toda la vida el no volver a ser como antes, porque tenemos que crecer y vivir cada momento. Estoy segura que cuando sea adulta y vea las fotos de mis quince o de mi adolescencia desearé estar aquí, en este mismo instante y decirme: disfruta el momento para después no tener estas complicaciones.
Esa foto de ahí fue una presentación del jardín de niños. No sé porqué pero adoré ese día, sentí que tenía amigos.
Y también amo la foto porque según mi prima y yo es la sonrisa más bonita (estaba nerviosa y no sabía cómo sonreír), era una sonrisa cuadrada, ¡y lo sigue siendo!
Esta es otra de mis favoritas.
Me veo tierna... A veces quiero volver a ser una niña chiquita como lo fui alguna vez, aunque para ser sinceros, por mi fragilidad física aún parezco una niña de escuela.
Ya no quiero poner más fotos... Me da penita.
Pero bueno, les comento que ya estoy escribiendo otro capítulo de "Otra Perspectiva" que espero subirlo hoy al blog. ^^
Así que estén atentos... Y para no dejar muy corto el post ni centrarme mucho en mi infancia les dejo un vídeo de una canción que amo; no por su ritmo o lo que sea (aunque me agrada) sino por su mensaje. ^^
¿Qué les parece?
Con amor, Musa.
PD: Hay un mensaje oculto entre el vídeo y la historia que nombré.
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