Hace un rato me estaba preguntando -mientras miraba la ventana- ¿por qué cuando el cielo se pone tan blanco (antes de llover) decimos que está "oscuro"? Es decir, está más claro que nunca...
Pero no, el color del cielo no representa la intensidad del sol, como las sonrisas no representan el fuero interno de cada uno, ni sus pisadas en la arena...
He estado observando a unas cuantas personas en el transcurso del día, sólo para disfrutar de sus distintas personalidades.
Si digo que no he ganado nada al hacerlo, estaría mintiendo.
Y me percaté de que cada uno sonríe con la picardía del otro y conversan tan amenamente que es difícil saber si realmente lo que expresan es lo que los embarga. Y lo digo así porque soy ignorante al estudio del ocultismo de sentimientos; no soy el tipo de persona que con una sonrisa lo tapa todo. Como decía, entre miradas y miradas no encontré más que malos intentos de llenar vacíos con tontas escenas que deberían ser eliminadas de la película de sus vidas pues..., ya saben: el relleno sólo desespera y estorba.
Yo pensaba mientras los veía que, quizá, sus problemas no son tan grandes y saben apartar las cosas inútiles de las verdaderamente importantes. O tal vez son personas que entienden la diferencia entre ser fuerte -mientras sufren en silencio- y hacer dramas innecesarios.
Personalmente, no comprendo la diferencia entre ambas. Estoy tan confundida y suelo pensar que ser fuerte es compartir tu dolor con alguien y mantenerte en pie, buscando salidas a los problemas (pero soy una persona realmente dramática a la que no le cabe en la cabeza nada cuando la adversidad acecha su ser).
Estas personas a las que estuve mirando son tan normales como yo, y no menos o más especiales. Tan sólo son personas de las que me gustaría escribir un libro por cada vez que se descuidan y dejan abiertas las ventanas de sus almas. Pero gracias a ellos descubrí algo impresionante y que tal vez muchos se han dado cuenta antes... El color del cielo no representa necesariamente la intensidad del sol, pero sí las distancias entre este y el eje en el que estamos.
Es como la distancia entre la sencillez de una sonrisa con la melancolía de una mirada. No me parece algo hipócrita de quien lo haga, pues en ocasiones es difícil hacer que nuestros gestos alcancen nuestros ojos. Y es que pareciera que tuvieran vida propia.
Los ojos... Cómo quisiera poder descifrar lo que cada uno de ellos quiere gritar. A las personas nos encanta opacarlos para que nadie revele nuestros cientos y cientos de secretos, y camuflarlos con la perfecta solemnidad de una sonrisa. Pero lo que no solemos ver es que el vidrio que separa el interior del exterior sólo tiene cortinas para el que pasa por su lado sin mirar. Para los que nos fijamos en el tesoro que guardan, no hay nada.
Somos un peligro...
Estoy inspirada en la manera en la que no quisiera estar: no encuentro una melancolía específica para quedarme callada mirando por el balcón. Pero la tristeza es abstracta y en casos como este, no necesita razones para quedarse.
Y sí, el cielo se ve celeste sereno, pero acá adentro está oscuro.
Bless U.