20 feb 2013

Una niña.

Hola...
...Sucede que hay un pequeño dolor, mínimo, pequeño, en el corazón, ¡no!, en el alma y ¡oh, rayos!, no es pequeño, es mediano. Es normal, es inmenso, ¡es gigante! Pero uno se lo gana ¿no?
Hay una niña que creció consentida. Ha sido caprichosa en ocasiones pero también es generosa, es sincera, es alegre y depresiva a la vez, ¡es dramática! ¡Es una niña!, en todo el sentido de la palabra... Y es bajita.
Desde que abre los ojos hasta que los cierra tiene amigos, no importa a donde vaya, ellos estarán ahí. Sean de carne y hueso, de papel, de plastilina, hechos por el viento mismo, o tan sólo creados por su imaginación, pero están. Ella los quiere. ¿Pero acaso sabe cuidarlos?
Y esos amigos son demasiado buenos con ella, son gentiles y la hacen sentir una más del grupo, porque a veces es demasiado tonta que siente que no merece pertenecer a la pandilla. No, no, no esa pandilla, al círculo de amistad.
Y ella es feliz, porque ellos la hacen sentir feliz. Ella tiene sus peluches y sus gatos y también los adora como a sus amigos. Pero ella los cuida más.
Sus amigos la quieren, pero no soportan la distancia ni la indiferencia. Espera, ¿indiferencia? La ausencia.
Ella los extraña pero la niña se aleja. ¿Por qué lo hace? Y aun así lo hace, porque no sabe por qué. Pero entonces regresa y sonríe con ellos. Es feliz.
Sin embargo, a la noche es triste, porque sabe que los está perdiendo. Porque mientras se aleja ellos la extrañan, y cuando regresa ellos ya tienen heridas. Y las heridas se curan pero las cicatrices quedan.
Ella no sabe qué hacer, los quiere demasiado y no puede verlos. Y antes prometió demasiado con verlos y nunca lo hizo. Ahora no parece ni sincera, ni generosa, ni alegre. Sin embargo sigue deprimida.
Y quiere pedir perdón por no cumplir y por no estar ahí. Pero no sabe cómo.
Entonces se va a dormir, o al menos cierra los ojos mientras las pequeñas lágrimas ruedan por su rostro.
Está triste, confundida y tiene un pequeño dolor en el corazón. O en el alma.
"Mañana será otro día para sonreír, son tus amigos", se recuerda con un suspiro.
Sucede que la niña duerme sin paz, porque "ya no hay" inocencia en sus tan repetidos "lo siento", que un amigo ya no quiere escuchar. Y ella quiere mucho a su amigo. O amiga...
Hay un gatito maullando afuera. Extraña a su humana, su niña. Pero ella está llorando porque extraña a sus amigos. Y se olvida de su gatito.
El gatito espera, porque sabe que aunque esta noche ella está dormida y llorando, mañana le va a sonreír y acariciar, y le va a querer tanto como el pequeño gato la quiere a ella. Porque es su amiga, y los amigos siempre están ahí, aunque no se vean.
Y ella lo abrazará al día siguiente, por eso la quiere.
Y esperará a que el sol vuelva a salir, para verla caminar por la puerta con su comida y un susurro lleno de ternura para él.
La niña adora mucho a su gatito y ahora sonríe con él, aunque su amigo ya no la quiera escuchar.
Pero el minino sí y así ella es feliz.

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