Hay algo extraño en esta mañana en la que la casa está sola y las canciones se reproducen sin confortar al corazón que las escucha. La soledad.
Hay un aire de ansiedad que se encierra en estas cuatro paredes y no deja que mis piernas y manos se queden en un solo lugar. Pero no es miedo a la soledad, sino a los minutos que quedan para que esta se vaya.