Parece mentira que he malgastado muchos momentos sin llorar, cuando lo que quería hacer era desahogarme. Sólo por el miedo a mí misma y a mis lágrimas.
Existe la oportunidad de cambiar, si valoramos el tiempo y le damos su espacio al desconsuelo, para que no exija más cuando tengamos que salir al mundo.
Un café para los taciturnos y miel para el trago amargo que viene después.
Esperanza.